La decisión

Nuestras vidas se construyen a través de las decisiones que tomamos por el camino. Hay decisiones cotidianas que van forjando poco a poco nuestro destino y hay otras determinantes en la orientación que toman nuestras vidas. Estas encrucijadas que te plantea la vida requieren un adecuado y a menudo duro, ejercicio de meditación y balance de oportunidades ganadas y perdidas. Pues bien, hoy he tomado una decisión de las que probablemente tengan un peso específico en el rumbo de mi vida.

No me voy de Erasmus, a pesar de que me gustaría, porque creo sinceramente que el coste en términos académico-temporales es mucho mayor que el beneficio que me reportaría (a nivel académico, que no personal) el cambiar de ciudad. Es una pausa en mi vida, pero también un avance. No es un adiós sino un hasta luego. Como en otras ocasiones de mi corta existencia he tenido que posponer determinados planes (aprender portugués y tener al fin la impagable experiencia de vivir en otra ciudad) para poder dar avance a lo prioritario, en este caso, mi carrera. Dejo con más pena que gloria pasar esta oportunidad, pero no pierdo de vista el objetivo.

Son ya 16 años en esta ciudad y el cuerpo y la mente le piden a uno que cambie el agua del acuario, que renueve al menos la pecera de esta calurosa ciudad en la que vivimos. Por eso hoy es un día especial. Después de mucho tiempo, meses de deliberación entre que escoger y vaivenes de la voluntad, hoy se acabó la incertidumbre, a golpe de email, a mis guías en el camino que hace un tiempo decidí emprender.


El hito de la semana

Esta semana, el héroe sin capa, servidor, da un paso atrás para quitarse el sombrero ante los gladiadores más selectos de nuestro tiempo, compuesta por la Selección Española de fútbol. Nunca 11 hombres de esta categoría, genialidad y conjunto practicaron un fútbol tan exquisito que les llevara de forma tan dramática a la victoria. Nunca trajeron tanta a ilusión y unidad a un pueblo que se encontraba cabizbajo y ciego ante los azotes de la crisis económica. Aunque sólo sea por llevar una sonrisa más a cada niño, un rayo de esperanza a cada hombre, abrazos y lágrimas de alegría a toda España, estos hombres merecen el reconocimiento de todos nosotros.

Bien es cierto que por mucho que ganen las hipotecas seguirán ahí, una vez pasada la euforia del triunfo, las colas del paro seguirán colapsando nuestro país y probablemente seguiremos a la cabeza respecto al fracaso escolar en Europa. No obstante, hay una diferencia abismal entre haber ganado el Mundial y no hacerlo. Un halo de esperanza ha entrado en casi todos los españoles, alrededor de todo el mundo y ahora estamos unidos como hacía tiempo que no lo estábamos. La esperanza es la esencia del cambio, y éste es el primer paso para que podamos revertir la peligrosa situación en la que se encuentra nuestro país. Hoy más que nunca, muchos nos levantamos con el orgullo de ser españoles, algo de lo que muchos habían renegado tiempo atrás. Sólo con el paso del tiempo nos daremos cuenta de la gesta que supone haber conseguido la estrella del Mundial y el enorme beneficio que traerá , a nivel de imagen internacional, cohesión y sobre todo, como digo, el ingrediente esencial: esperanza para seguir luchando por nuestros sueños y lograr ese cambio que todos, por una u otra razón, buscamos en nuestras vidas.



Palabra del día: Condicionamiento